domingo, 23 de septiembre de 2012

Me apetecería un bote de pepinillos Spreedwall (en Unter den Linden siempre florecen los tilos 3ª parte)

No, no se trata del camarote de Garci en Que grande es el cine, estais en O Pirandárgallo, cineclub para el alma y el espíritu del pueblo.

Y como buena tarde de Domingo que ha pasado, este cineclub improvisado, os trae una recomendación que no os podeis perder.



GOOD BYE LENIN! Una película alemana con el conocidísimo y gran actor Daniel Brül, uno de mis favoritos. De esos actores de los que quedan pocos, profesional y comprometido.

Un película maravillosa que os recomiendo, que nos afianza en el amor a la familia, y de paso nos lleva de la mano por un Berlín en ebullición, entre 1989 y 1991.

El argumento de la historia, y a partir de la cual se desarrolla, es el desfallecimiento, entrada en coma y posterior estancia hospitalaria, de la madre de Alex(Daniel Brül), un joven de la RDA, que se manifiesta como tantos otros por ver convertido su mundo en un mundo mejor.

Lo cachondo del tema, es que la madre, de profundas ideas comunistas, miembro destacado del partido, tras el percance sufrido, se pierde toda la revolución que sufre su ciudad en unos pocos días de Noviembre de 1989. A su salida del coma y tras recomendaciones médicas, Alex tratará de convertir otra vez la habitación de su madre en un reducto comunista de la extinta RDA en medio de una ciudad ya cambiada, de un mundo ya distinto.

Deliciosas son las escenas con el Travis azul cielo, y el guiño a Sigmund Jahn (el primer alemán en el espacio). Y del cual guardo, yo, un grato recuerdo, de tomar una postal de él (aún desconocido para mí, joven Pirandárgallo de la vida) en la Yugoslavs librería del Kreuzberg berlinés, coqueta y maravillosa.



Las situaciones graciosas (a veces provocan verdaderas carcajadas) se mezclan con las emotivas imágenes que nos trasladan una vez más a esos días de 1989 y todo aderezado con los problemas y vicisitudes de una familia, alemana en este caso, pero en la que todos nos acabaremos reflejando.

Maravillosos guiños hacia Berlín, hacia la RDA, hacia la cultura pop, la contracultura, el movimiento okupa y la europa oriental y centro europea que tanto me gusta.

Las carcajadas y el entretenimiento están garantizados, sobre todo cuando la madre, aún convaleciente y en casa, lo primero que le apetece comer es un bote de pepinillos Spreedwall (una frase que ya forma parte de la cultura pop) y veremos como Alex se las apaña para conseguir unos pepinillos Spreedwall en el nuevo mundo incipiente de la CocaCola Company.

En 1989, The Dawn of Freedom, existe una carta que mismamente trata este tema. Que cachondos. Me encantan estos ramalazos de cultura popular en medio de un juego histórico (mención aparte tiene la carta de David Hasselhoff cantando en el New Year's Eve Party de 1989 en la Puerta de Brandemburgo, y con chupa de cuero, buenísimo!!!).


Y es que esta, es una película para viajar, para viajar a Berlín sin moverse del sofá, para casi oler el viento de Otoño, que se pasea por la Karl Marx Alle cuando llega Octubre, para subir hasta la esfera de la torre de la televisión y mirar el contraste del Este y el Oeste, para ver quizás a lo lejos, en un día despejado, más allá de las pistas de Tempelhoff, para pasear por Friedich Strasse o por Unter den Linden y viajar, descubrir, soñar...


Oh Berlín, mi amada nube de algondón, que esplendorosa te ves con el paso de los años, aunque no te traten bien los hombres, pues en Unter den Linden siempre florecen los tilos.

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