viernes, 14 de diciembre de 2012

En los olivaritos, niña te espero...

Otra vez, niña, en los olivares me encontrarás, subiendo por la vereda que huele a hierbabuena y a romero, que huele a tomate, a tomillo, a hierba, y azahar...


Baena. D.O. con mucho arte, mucho!

Otra vez porque me regalo, otra vez, con un peaso zumo de aceituna. Zumito pero con mayúsculas oye. Que del buen yantar y del buen beber nunca se termina de aprender y mucho hay que practicar.

Traigo pues a la mesa, a esta humilde mesa de Pirandárgallo, el Aceite de oliva Virgen Extra Ecológico del Cortijo de Suerte Alta. Que tan graciosa mora en Albendín (Baena). Una D.O. de las mejores. Y esta vez os traigo tan fino caldo pero en su versión extra, supra, pijolis, o como le querais llamar. Y os la recomiendo porque es pura ambrosía.



Se trata de un COUPAGE NATURAL que reza:

Aceite complejo obtenido del olivar tradicional, plantado en 1924 (toma geroma), con Picudos, Picuales y Hojiblancos. El Picudo da la entrada dulce y aromas a hoja y alloza. El Hojiblanco, el picante y los aromas a hierba y el Picual su amargor suave y notas de tomate e higuera.



Se sirve en botella cuasi negra, bien por el tema de la oxidación respecto de la luz. Se trata de una curiosa botella, como si fuese tallada por un cantero, presenta unas prismáticas caderas, y un porte alto, como si de una piedra preciosa se tratara, hermana de su gemela violeta, ya presentada aquí y que contiene el Picual en Envero (que rico que está). Y además surtidor de botella! que permite peinar un fino hilo de oro que cae sobre el objetivo en cuestión.

Y que objetivo. Pues mira, nada mejor que una rebanada de pan de Cea o de Santa Cruz de Arrabaldo, que tampoco es manco, que tostado lentamente sobre brasa de fuego de vid, hasta alcanzar tersura, y nada más. Pues a este, ya no le echamos sal del himalaya, ni maldon, ni de las salinas de ibiza... Nada. Que este materia prima, esta venida así de la tierra, de la pacha mama, y por tanto bueno es.

Si me voy, que sea con este aceite en el zurrón, en la mochila, que diría el gran Labordeta, a recorrer esa Andalucía, de Chiclana a Vera. Si me voy, me voy por bulerías:



Niña! Vente conmigo a la playa de Barbate, a la cala del Moro, a la arena de Monsul o de los Genoveses, vente a la Calle Betis, baja la Sierra Morena y vente hasta Albendín. A probar un producto que se dice, viene de un arbol, viene de la tierra, del aire y con finas notas de mar,  el hilo dorado, niña, con el que tejía y destejía Penélope.



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