domingo, 14 de julio de 2013

ALTA FIDELIDAD

"Una comedia sobre el miedo al compromiso, el odio a tu trabajo, enamorarse y otros éxitos del pop"


Quizás todo el mundo debiera ver una película como Alta Fidelidad. Quizás todo el mundo debiera descubrir una película como Alta Fidelidad, como yo lo hice, aconsejado hace ya casi tres años por el Señor Martín (Melómano donde los haya, una discoteca abierta).

Tres años me ha llevado seguir su recomendación, ver esta película, de las grandes del género de comedia romántica. Varios meses he seguido su estela en mi ordenador y ahora ardo en deseos de comprarla y que pase a formar parte de mi videoteca particular.

Mi relación con John (Cusack) ha sido de amor-odio. De pasotismo y de vagancia, de un salto adelante y un rebobinado atrás, para darme cuenta de la obra de arte que estaba delante mía (primero) y poder disfrutarla íntegramente (después).

La recomendación del Doctor Pirandárgallo, para aliviar la mente y el espíritu, para alegrar el corazón y desentumecer las escépticas reacciones neuronales del típico moderno de ciudad (snob también llamado). Haceos el hara-kiri si quereis, nada de lo que digais, nada de lo que hagais ya puede importarme. Así os lo digo, la he visto, y es real, la Alta Fidelidad existe.


La película es homenaje toda ella a la música, por y para la música, el pop, la manera de vivir de toda una generación, el disco y la tienda de discos como sólo antiguamente se entendía. Reminiscencias de otros tiempos, polvo de estrellas dicen algunos. Aquellas extinguidas cerca de Alfa-Centauri ha ya bastantes años...

Me jacto en las reminiscencias y las cojo como mis maneras de vivir, sin querer abandonar el siglo XX, aún en el 2000, Stephen Frears (el dire) rueda esta película adaptando una fantástica novela de 1995. Las referencias musicales se suceden en tropel, un encierro donde en vez de miuras o torresestrellas corren por las calles de este film, unas cuantas agujas detrás de miles de discos y artistas de nuestra más granada historia musical, la del ser humano, la de aquel siglo. John Cusack como Rob Gordon la borda, miradas y deseos, labios y cejas, muecas, chasquidos, pelos, chupas de cuero, zapatillas y camisetas. John en uno de los grandes papeles de su vida.


Y los secundarios no pueden hacer el conjunto más armónico, desde Catherine Z Jones, pasando por un simpático Tim Robbins y acabando con la magnífica adapatación que hace Jack Black del Let's get it on del tito Marvin.


Digna es de estudio y por ello prometo traer más adelante un desgranado de la sucesión de buen ruido que se sucede a lo largo del film.

Película que según el que os habla todavía merece dos o tres revisionados más. Pues ea, a disfrutarla, que algunas cosas buenas, como enamorarse, también tiene la vida.


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